martes, 8 de julio de 2008


Reiteramos nuestra obligación de salvar el único mundo que tenemos, este paraíso llamado Tierra que nos entregó Dios para que lo cuidáramos...porque aún no hemos averiguado sobre condominios en otros planetas...no sale en los avisos clasificados ningún anuncio ofreciendo alquileres en Marte, por ejemplo, o que diga "vendo casa en la luna"..."cedo apartamento en Júpiter"...bueno, porque no sabemos si por ahí hay condiciones para la vida. Pero aquí en la Tierra tenemos aún de todo..."todo árbol de fruto que da fruto según su especie"...y sus semillas están en ellos para plantar muchas más. Y los pajaritos, dejados por Dios para nuestra ayuda, transportan muchas semillas para contribuir a la reforestación. Y los rayos benignos del sol llegan a nosotros para mantenernos vivos... las flores se abren en nuestros jardines, lindas y suaves, con su hermoso color y su fragante olor. Todo gratis. Porque aún si no tuviésemos casas ni autos, podríamos vivir en este maravilloso mundo que tiene todo lo que necesitamos. Porque señoreamos en él, por gracia de Dios.
Ésta es mi solicitud, con una sonrisa, para cuidar lo que nos pertenece...para que no nos quedemos sin nada. Preservar la naturaleza es nuestro deber. Nuestra casita, el paraíso que tenemos, con hierba verde, "hierba que da semilla según su naturaleza", con lumbreras en los cielos para el día y la noche, con señales para las estaciones, con estrellas que adornan el espacio y son inspiración para el amor, con aves que vuelan y cantan para alegrarnos las mañanas de despertares perezosos, con peces en las aguas, multiplicándose sin costo alguno, sin que sudemos ni nos afanemos. Y todo eso es bueno. Pero estamos despilfarrando los tesoros que Dios nos dió, y ahora nuestra especie está en peligro de extinción. Llegó la hora de reflexionar.